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Un brutal encuentro con la naturaleza de mi país: Canaima

  • Dec 28, 2022
  • 6 min read

Me adentraré a lo que viví en Canaima a través de lo que percibí con mis cinco sentidos.

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Pero antes te contaré lo que capté antes de llegar a Canaima, ya que los viajes para mi empiezan desde que pisó los aeropuertos y las conversaciones que voy teniendo en el camino.


En esta aventura todo se sintió bien, desde el tiempo de espera en el aeropuerto, conectándome con un empleado de un emprendimiento llamado: “Mr Golfeado”, que está ubicado en el aeropuerto nacional. No dejen de visitarlo, todo está buenísimo.


En mi segundo día en Venezuela ya estaba observando, una diferencia en la sociedad Venezolana. cinco años atrás, había un venezolano agotado, frustrado logre observar una población Venezolana que ha decidido hacer cambios a través de sus propios actos y se ha propuesto salir adelante y a su vez sacar adelante al país con innovación y propuestas diferentes.


SER IGUAL ES ABURRIDO, slogan de Mr Golfeado. :) LOVE IT!!!!

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Aquí vi a Peter por primera vez, un americano divino que conocí en este viaje a Canaima y quien más tarde se convirtió en un compañero de aventura.


En la hora de vuelo a Canaima, estuve acompañada de Jesus, Venezolano quien iba a Waku Lodge, al igual que yo. Aquí nos contamos lo que nos traía a este viaje tan soñado y lo importante que era para nosotros este contacto con una naturaleza completamente desnuda. Es increíble cómo uno el venezolano se cuenta la vida en una hora. Es un arte esta capacidad de ser, sin filtros.

Llegando a Canaima desde el avión pude observar el daño atroz que ha hecho la minería, tema que es devastador para mi y es una realidad que vive Venezuela. Lo destruido a través de la minería dicen muchos expertos que no se va a recuperar.
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Sin duda hay una Venezuela que necesita con urgencia un cambio de liderazgo que ofrezca un sistema que brinde seguridad y respaldo a sus ciudadanos y nuestros recursos naturales. Que ofrezca un plan económico, salud, de leyes y financiero para que Venezuela siga evolucionando y creciendo.

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Lo que pude ver


El verde vivo de las plantas, los árboles de moriche decorando los alrededores, las lagunas inmensas, el color del agua rojizo gracias a los minerales que contienen estas tierras, fue lo primero que captaron mis ojos.


Mientras más iba explorando me iba encontrando con la perfección de los animales en el trópico, ver tan cerquita la rana dardo venenosa de bandas amarillas o las guacamayas con sus colores llamativos: rojo, amarillo, dos tipos de azul y verde.


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El día de pernocta en el Salto Ángel , estuve contemplando la perfección de esta caída de agua acostada en una silla playera, así se me pasó el tiempo en “the best spot'' para una siesta. Aquí pensé en lo mucho que quiero fluir en mi vida. Esa tarde de pura contemplación fue una expansión total para mi ser.


En la fogata nocturna pude observar los finos hilos naranjas que dejaba el fuego. Me pregunto: si el sentido de observación agudo fue ayudado porque no tenía señal, ni mi teléfono de compañía? ¿Cuánto me pierdo en mi día a día?


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Como olvidar la primera mañana en Canaima, debido al jet lag me desperté a las 4:00 am, y fui a tocarle la puerta a Jessica para ir a ver el amanecer. Jessica y yo soñábamos con tatuarnos en la retina cada amanecer en Canaima, y lo logramos.


A las 4:30/5 am era de noche, y hable con Oriana quien lleva la coordinación de Waku Lodge, Le dije, quiero ver la luna, cual es el mejor lugar para observar? Nos llevó al aeropuerto para contemplar la delicadeza y lo sexy de la Luna. Respirar y decir : ”Che Fai, luna, in ciel? Dimi, che fai, silenziosa luna?”


Nos dirigimos luego a las orillas de la laguna de Canaima en Waku, Jessica, Ori y yo. Nos quedamos embobadas contemplando el amanecer, en una tertulia súper amena donde Jessica y yo compartimos nuestra experiencias en California y Cambridge. También nuestra relación con el merecimiento y el ser mujer.


Conocerla, hizo mi viaje mejor. Siempre me gritaba Autanaaaaaa.


Admiro lo arriesgada que que es ✨


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De las cosas mas increible que pude observar fue cuando íbamos en la curiara y ves el tepuy auyantepuy ese recorrido via al salto Ángel, lo recuerdo cada vez que puedo y me produce FELICIDAD.


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Los sonidos en Canaima


Los cantos de los Loros por la mañana, quienes se despertaban con una gran algarabía como si cada mañana fuera una fiesta era una de las melodias que mas recordare. Así eran los despertares en Canaima.

Poder escuchar la fuerza del agua en los saltos colibrí o salto hacha, que a través del soni


do te hacían vibrar tanto como una meditación con los cuencos tibetanos.


Escuchar al venezolano hablar, el “chalequeo” que siempre había, el Autanaaaaaaaaa.


Escuchar El Loro decirte HOLA!! Escuchar por primera vez el dialecto PEMÓN.


La música llanera de fondo en los desayunos, los diferentes animales que habían en Waku Lodge cada uno con su propia entonación de canto.


Escuchar cantar al Francés: “apagame la vela Maria”, escuchar las historias de Peter con su hermano cuando eran niños antes de ir a dormir, disfrutar el sonido de los palos de agua por la noche, el sonido de la fogata en la pernocta en el salto Angel.


Ir caminando hacia el comedor del campamento, y escuchar a Gil con su teléfono escuchando regueton mientras se bañaba. El sonido de la selva húmeda de camino a la pared del salto Ángel, el punto mayor al que pudimos llegar.


En mi día a día, los audífonos son parte de la rutina, poner música o un podcast es ya un hábito automático, se me había olvidado que era poder captar absolutamente todo.


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Lo que pude tocar


Fue muy curioso para mi poder darme cuenta que estaba tocando con mis manos texturas diferentes y ancestras, como eran las piedras de los saltos.


Tocar plantas inusuales que jamás había visto en mi vida pero que son hogar diario de las hormigas de la zona.

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Sentirme Abrazada a traves entre tanta inmensidad y agradecer por estos espacios donde la intuición se conecta con la naturaleza.


Aceptar darle la mano al americano cada vez que me tendía la mano para ayudarme, mientras hacíamos el hiking.


Abrazar a todo el mundo sin filtro y con amor.

Ser tocada por la fuerza del agua en las cuevas de kavak.


Sentirme tocada por el sol que nos alumbró todos los días y torno mi piel con un color tostado.


Ser tocada por la lluvia tropical fuerte e insoportable, mientras regresamos en curiara cansados, después de pernoctar en el Salto Ángel.


Caminar descalza para sentir las tierras de canaima en mis pies. Esto y más innumerables momentos quedaron grabados en mi piel.


Sentir que vuelves a nacer o sentirte en el vientre materno, fue lo que sentí en las Cuevas de KAVAK, cuando dejas que te roce el agua que viene con mucha fuerza, mientras en posición de flote, boca arriba, me agarre de la cuerda y podía ver la luz del sol que trataba de penetrar la cueva.
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Mientras tocaba, observaba , iba oliendo también


Iba oliendo las pocas flores que nos encontrábamos en la selva con fragancias dulces.


El olor desagradable de mi ropa que no se secaba por la humedad de la selva.

El olor de la mañana era muy particular, el café, el amanecer, las arepas.


El olor del cocuy que me tomé la primera noche, mientras disfrutaba de mi propia compañía.

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El olor del aceite que uso la masajista, me llevó a relajarme mucho más, ese día antes de partir. Soy muy sensible a nivel olfativo por ende una forma de relajarme es también a través de los buenos olores.


El olor de mi propio cuerpo que desde que se conectó con la naturaleza y entró en absoluta relajación transmitía información importante que no se disfrazaba de ningún perfume, gracias a mi descuido de dejar mi perfume en Krakov.

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El olor de los minerales del agua poco típico y que transmitía limpieza profunda. El olor de la lluvia durante la noche, que me recordaba mi niñez.

El olor de la humedad de la selva fue sin duda uno de mis olores favoritos, me gustaria meterlo en un frasco y poder tener este olor cuando necesite fortaleza y recordar el poder que tiene la naturaleza.

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El Sentido del gusto


El sabor de las arepitas dulces cada mañana, que me recordaron a las que me hacía mi abuela. O el mini lunch que tenía AÑOOOOS que no comía.


El sabor del mejor picante que he probado en mi vida, hecho por la comunidad pemona, quienes usan un gusano llamado: moriche, DEMASIADO BUENO. Era un picante dulce, crujiente pero también amargo.

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2 Comments


Guest
Jan 10, 2023

Amazonia! I love this. It is a journey down memory lane. Your photos are great! I'm glad we met.


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Amazonia Arroyo
Amazonia Arroyo
Mar 28, 2023
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Canaima would not have been the same without you, thanks for the magic and your smile…. Thanks for the amazing memories :)

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by Amazonia Autana Arroyo

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