Mi terapia sacro-craneal en Caracas

Trabajamos el soltar y a través de la terapia entender la pérdida y ganancia ante cada decisión que tomamos.

Después de 4 días de desconexión absoluta, escribo este diario desde el Aeropuerto de Nacional de Maiquetía. Dónde estoy esperando para embarcar un vuelo a ver a mi familia y conocer a mi sobrina.

Hoy regresé del lugar más espectacular que he visitado en mi vida, CANAIMA.

Antes de empezar a compartir mi experiencia en Canaima, quisiera reflexionar un poco de mi terapia SACRO-CRANEAL. Capaz ante mi experiencia haya algo que te invite a reflexionar sobre tu vida o haya algo que quieras compartir para seguir cultivando mi crecimiento personal.

Fui sin expectativas y no estaba buscando solucionar ningún problema, a decir verdad.

Analizamos y discutimos lo que estaba experimentando actualmente, con respecto a la toma de decisiones, darle un espacio a la escritura y soltar.

¿Qué estoy dispuesta a perder?, y entre esa perdida, toda la ganancia que va a ver como resultado.

Una conversación de una hora, y luego una hora y media más trabajando con el cuerpo.

La terapia corporal me mostró lo mucho que me cuesta soltar y confiar. Y cada repetición de ejercicio me invitaba a romper con el patrón.

Posiblemente una de las mayores lecciones de esta terapia fue ver cómo automáticamente a mi cuerpo le costaba confiar en el terapeuta o la misma resistencia que hacía mi cuerpo a tener el control de lo que Roberto estaba haciendo.

Lo más duro fue darme cuenta de que esto mismo me sucede en diferentes áreas de mi vida.

El darte cuenta, explorar cada patrón nos lleva a deconstruirlo y a evolucionar nuestra realidad.

Bendita neuroplasticidad que nos recuerda el potencial neuronal que tiene nuestro cerebro para cambiar a través del crecimiento y la reorganización.

Como parte de los post ejercicios debo todos los días acostarme en el piso por 5 min sin hacer nada, y dejarme llevar.

Dar espacio y confiar en estos espacio que doy, donde el ser y sentir son los grandes protagonistas.