Un Encuentro Transformador: Descubriendo la Propia Valía en Colonia

Cuando estaba en Colonia, Alemania, el pasado fin de semana, tomándome una cerveza en unas de las terrazas del Old town, se acercó a mí un chico a pedirme dinero.

Le pregunté:, ¿tienes hambre? Me dijo "si".

Le dije: "siéntate, te invito a comer".

Me miró con cara de sorprendido, pero se sento.

Hablaba Inglés y me pregunto, cual era mi nombre. Me dijo que le parecia muy bonito.

Empezó a leer el menú.

Me dijo: "no, mejor no".

Le dije: "puedes elegir lo que quieras".

Me miró: "se paró y me dijo no, no . No puedo"

Le pregunte: ¿ por qué no puedes?

Se miró asimismo, señaló su ropa, me dijo nuevamente, "no no puedo", me dio las gracias y se fue.

Hice varios análisis después de que este caballero dejó la mesa.

¿ Cuántos de nosotros hemos estado en la misma posición que él? ¿Donde creemos que no merecemos, eso que sabemos que queremos para nosotros.

Por esa insistencia de creer que no somos suficientes, que no estamos preparados, por seguir identificándose con el cuerpo, como lucimos, o por cuantos cursos necesitamos hacer para llegar a eso que sabemos que merecemos?

¿Cuántos de nosotros no nos aceptamos aún? O por estar buscando la perfección dejamos de ver lo bello de la vida y todo lo abundante que tiene este recorrido terrenal.

Para mi era un honor poder conocer su historia, entablar una conversación con él, mis ojos lo veían como lo que es un ser de luz. Seguro le iba a hacer un montón de preguntas mientras comía.

Honre su valentía al acercarse a cada mesa pidiendo dinero, sin juzgar si está bien o mal, esa es su realidad.

Me vi reflejada en él, en el miedo que me da expresarle mi amor a alguien por miedo al rechazo, los pensamientos repetitivos que he tenido al pensar que las oportunidades son limitadas.

Cuando se señaló su vestimenta, vi muchas veces que en mis pensamientos siento que no tengo el cuerpo ideal para ir a una cita, cuando creo que mis curvas me definen.

Cuando mi cuerpo es sin duda bondadoso y sabio diariamente conmigo, sin embargo soy yo quien no le da el descanso que necesita. Cuanto hay aun que sanar, y seguir evolucionando Amazonia, me dije ese día.

No descarte la idea poco filosófica de que aquel hombre solo quería el dinero y al no obtenerlo simplemente decidió irse.

Agradecí su presencia, fue una de las personas más importantes que conocí en este corto viaje, en donde me invitó a no identificarte con lo externo, a seguir trabajando mi merecimiento, a insistir en que sí merezco escoger para mi en el menú de oportunidades que me ofrece la vida.

Este viaje también me invito a bailar más, gracias a mis amigos que me invitaron a una fiesta latina donde baile toda la noche, como tenia tiempo que no lo hacia.